Cargarán Naranjas de Oro… Y si no Mañana, entonces Pasado Mañana”1

Mark Twain, célebre escritor estadounidense, nos relató su deprimente recorrido en la supuesta “Tierra Santa” de Israel:

“… Un país desolado cuyo suelo es lo suficientemente rico, pero que se en su totalidad se da a las malas hierbas, una silenciosa extensión fúnebre… He aquí una desolación que ni siquiera a la imaginación se le puede adornar con la pompa de la vida y la acción… no vimos a ningún ser humano en todo el camino… Con dificultad había un árbol o un arbusto. Incluso el olivo y el cactus, los grandes amigos de la tierra sin valor, tenían casi abandonado del país”. 2

¿Es esa la famosa Tierra Prometida donde fluye la leche y la miel?

Pregunta Rabi Aba en el Talmud3: ¿Cómo podemos saber con certeza que ha comenzado la época mesiánica, la Redención de Israel?

Él mismo responde que será el día en que la Tierra de Israel dé frutos. 

Mientras que para nuestros antepasados durante el Exilio esta profecía4 que manifestaría la redención estaba cargada de mística, para nuestra generación es irrefutable el hecho que la agricultura fue la base para el establecimiento del Estado de Israel; por tanto la base para nuestro retorno a Casa.

La agricultura jugó un papel central en el renacimiento del Estado Judío. Nombraré pocos de los múltiples ejemplos que existen:

  • Los primeros pueblos en el Israel moderno que se levantaron tuvieron una base agrícola, entre ellos están Petah Tikva, Rosh Pina, todos los kibutzim, etc.
  • Los productos que inicialmente impulsaron la economía de Israel fueron los del campo, como por ejemplo las famosas naranjas israelíes.
  • Los primeros defensores frente a los ataques anti-judíos tenían como filosofía no sólo defender a sus hermanos judíos y a la Tierra de Israel, sino también paralelamente cultivarla. Entre estos grupos de combate sobresale “la Hagana”, el cual posteriormente evolucionaría y se convertiría en el Tzahal (Fuerzas de Defensa de Israel) que nos salvan día a día de las amenazas que nos rodean.
  • Las actividades de la Fundación “Keren Kayemet Le’Israel” fueron vitales para que los judíos pudiéramos volver a nuestra Tierra ancestral. Prácticamente en cada casa sionista se encuentra la emblemática Alcancía Azul, la cual cada familia acostumbra donarla una vez se llena de monedas, con el fin plantar árboles en Israel, etc.

No es simple coincidencia que la Tierra de Israel refloreció precisa y simultáneamente cuando el Pueblo Judío comenzamos a retornar a Israel. No es simple coincidencia que nuestros sabios fijaran el rezo de la Amida en el respectivo orden: donde previo la bendición que pide por reunir a Israel en Sión, pedimos a Dios por lluvias para la agricultura5.

Ahora ha llegado el turno de nuestra generación. Debemos esforzarnos para poder continuar este florecimiento de Israel, y no sólo en la agricultura, sino en todos los campos en los que como individuales podamos aportar: en la tecnología, la economía, el arte, la cultura, la ética, en mejorar la sociedad, amar a nuestros hermanos, respetar a nuestros padres, dar educación judía a nuestros hijos, fortalecer nuestros valores y enseñanzas milenarias, etc.

Beezrat Hashem tengamos éxito en nuestros objetivos como pueblo, amén.


1. “…y sobre los viejos buques cargaran naranjas de oro”. Majar (mañana), canción de Neomi Shemer. 

2. The Innocents Aboard, Mark Twain, Londres 1881.

3. Sanhedrin 98:A

4. Yehezkel (Ezequiel) 36:8

5. Megila 17:B