El tercero de los patriarca tiene tres nombres: Yaacov, Israel y Yeshurun. Los sabios le atribuyen características ideológicas a cada uno de estos nombres. Por ejemplo, el nombre Yaacov representa al judío religioso de antaño, el que está sumergido en un constante el estudio de la Tora, el clásico judío de Shtetl. Yaacov es descrito en la Tora como un hombre tranquilo, que prefería estudiar en la carpa, que fue perseguido por Esav, explotado por Labán, y cosas por el estilo. En cierto modo, la faceta Yaacov representa al afligido judío del exilio.

Pero en un punto de la historia Yaacov Avinu decide cambiar su condición. Yaacov deja de trabajar para Labán con el fin de subir con su familia a Eretz Israel. En el camino se ve forzado a combatir contra el ángel de Esav, lo vence y es aquí cuando éste ángel bendice a Yaacov dándole un nuevo nombre: “Israel”.

Según nuestros sabios, Israel representa la faceta nacional del pueblo judío. Un judío que no quiere ser pasivo ni perseguido. Un judío que quiere retornar a la tierra de de sus ancestros, que está dispuesto a trabajar duro por ella e incluso -si se ve en la necesidad- está dispuesto a combatir por su ideal.

A finales del siglo XIX hubo una “crisis” religiosa en nuestro Pueblo. Miles de jóvenes judíos dejaron la religión a un lado y se unieron a la causa sionista. Surgió una división ideológica entre nuestro pueblo: religión vs. nacionalismo. Esta denotada división finalizó en junio de 1967.

Fue después de la Guerra de los Seis Días que hubo una “reconciliación” ideológica entre ambas contrapartes. Tras la reconquista de los sitios más emblemáticos y añorados del pueblo judío (Jerusalem, Hebron, Beit Lehem, etc.) floreció una fusión entre nacionalismo y religión; dos términos que hasta el momento era un disparate que fueran de la mano. Repentinamente se multiplicaron las Yeshivot Sionistas en las que miles de judíos adoptaron la filosofía del “Sionismo Religioso” de Rav Kook.

Y es verdad, que a pesar de que aún hoy en día hay diferencias entre el sector laico nacionalista y el religioso, desde hacía dos mil años no se veía en el Pueblo de Israel un movimiento que adoptara ambos principios. La última vez que vimos esto fue en los tiempos de la rebelión de Bar Kojba y del Sanhedrin. Ellos fueron la última generación judía que luchó por una independencia, hasta el XX que volvimos a Eretz Israel.

Pero la historia de Yaacov no acaba aquí. La Tora nos habla de un tercer nombre: Yeshurun. Yeshurun representa la faceta cosmopolita de Israel. Representa un Israel al que no le basta el éxito personal, sino que quiere iluminar a la humanidad. El objetivo de Yeshurun es de dimensión universal.

“Lastimosamente” en nuestros días se ha acentuado una polarización en la sociedad israelí. En la academia, en los medios, en la política, y en muchos otros escenarios ha emergido entre los jóvenes un pensamiento llamado “Post-sionismo”. Esta corriente tiene fuertes críticas contra el Estado de Israel. Acusan a Israel de imperialista, de abusador, de extremista, de incorrecto.

Muchas organizaciones (paradójicamente israelíes) como BeTselem, Breaking Silence, Keren Hajadasha, Meretz, entre otras de extrema izquierda, describen a Israel como el malo de la historia. A mí personalmente me duele el daño que ellos causan en la imagen internacional de Israel, pero por otro lado entiendo perfectamente qué motiva a estos jóvenes a difamar a Israel.

Aunque muchos los tildan de “traidores”, yo opino que a ellos los impulsan razones morales. No estoy para nada de acuerdo con su método de manchar el nombre de Israel, no obstante, estos judíos quieren ver un Israel “ético” (cual quiera que sea su debatible definición del término ética). Ellos quieren ver un Israel cosmopolita y no uno tan empacado exclusivamente en el interés nacional. Este, en mi opinión, es el comienzo de la transición entre Israel y Yeshurun.

Por supuesto que hay mucho por arreglar en esa ideología, no podemos descuidar a nuestra nación o actuar en su contra. Pero debemos admitir que estos grupos, por más daño que le hagan a la imagen de Israel, tienen varios aspectos positivos que podemos adaptar. Debemos escuchar y cuestionarnos a nosotros mismos ¿la sociedad israelí tiene hacia donde mejorar? Por supuesto que sí.

Así como hace doscientos años hubo una crisis entre religión y nacionalismo -hasta que nació una ideología intermedia- del mismo modo creo que habrá una crisis entre nacionalismo y universalismo. Y puede que el proceso sea doloroso, pero estoy seguro que llegaremos al punto medio de este triángulo de ideologías (Tora, nacionalismo y cosmopolitismo).

Beezrat Hashem, que como individuos logremos guiar a nuestra sociedad hacia una síntesis de Yaacov, Israel y Yeshurun. Es decir, que logremos enfocar esta dialéctica histórica para forjar una nación con los valores y costumbres milenarias del pueblo judío, para así iluminar a toda la humanidad. Israel luz de las naciones.

בעקבות משיחא חוצפא יסגא