La Torah tiene enseñanzas que se proyectan en diferentes planos: a nivel individual, familiar, comunitario, social, nacional, internacional. En este texto quiero desarrollar una enseñanza del Rav Goldschmidt que analiza uno de los sucesos de la salida de Egipto y lo lleva al ámbito comunitario en Colombia. Con el permiso del Rav Goldschmidt, quien es uno de mis maestros, quiero extender este concepto pero haciéndolo en el marco Nacional del Pueblo de Israel.
Abriré con una pregunta:
¿Por qué nuestro pueblo esperó dos mil años para retornar a Eretz Israel? ¿Acaso no pudimos recrear el Estado Judío antes de 1948?
La respuesta es que aunque emocionalmente siempre quisimos retornar a Sión, no nos era posible hacerlo por cuestiones técnicas. Fue un momento preciso cuando el resurgido nacionalismo judío del siglo XIX logró sincronizarse con los elementos técnicos de la época, los cuales eran indispensables para la creación de un Estado.
“Antes no era posible. Ahora lo es. Hace cien, cincuenta años hubiera sido todavía una utopía”1.
Esta y frases similares se repiten en varios capítulos del libro ‘El Estado Judío’ de Teodoro Hertzel, quien afirmaba que su época era la perfecta para comenzar la creación de un Estado Judío.
También en la ortodoxia, sabios como el Gaon de Vilna comprendieron que su generación era la indicada para finalizar el exilio. Los alumnos del Gaon de Vilna migraron a Eretz Israel y dieron las bases demográficas para el Estado de Israel como lo conocemos hoy.
La Torah nos cuenta (Shemot 12:35) que antes de salir de Egipto, los hijos de Israel tomaron oro de los egipcios. También está escrito un par de veces antes, que Dios le afirma tanto a Abraham como a Moshé que Israel solo saldría de la esclavitud una vez poseyeran grandes riquezas. Posteriormente con ese oro se fundieron, por un lado (positivo) los utensilios del Tabernáculo; pero por otro lado (negativo) el becerro de oro.
El Maharal de Praga explica que una de las razones de la esclavitud en Egipto era para que Israel adquiriera las herramientas y conocimientos necesarios para así saber fundar y administrar un Reino una vez cruzara el Río Jordán2. Pues ¿qué mejor lugar que Egipto, la potencia más exitosa del mundo en ese entonces, para instruirse y aprender cuáles deben ser las características logísticas, urbanísticas, civiles, etc. que debe tener un gobierno para funcionar políticamente?
De modo paralelo, fueron necesarios dos mil años de exilio entre las naciones. Si se fijan, el Estado de Israel ha implementado características técnicas de cada nación en la que estuvimos herrando. Cada judío trajo consigo herramientas para aportar a Israel.
Trayendo técnicas de combate de múltiples ejércitos del mundo para así crear el Tzahal, trayendo técnicas en agricultura para así florecer desiertos, trayendo conocimientos académicos para así volvernos en el StartUp Nation, trayendo variedad gastronómica, trayendo Torah, trayendo democracia, etc. etc. en cada aspecto de la vida israelí moderna.
Para concluir, quiero dejar la pregunta: Nosotros como judíos viniendo de Latinoamérica ¿Qué podemos traer con nosotros para contribuir a Israel? Yo creo que hay atributos que nos distinguen tales como la amabilidad, la decencia, la cortesía, el fuerte sentido comunitario y muchas otras fortalezas sociales que podemos insuflar en la sociedad israelí…
Beezrat Hashem que como individuos y como pueblo logremos enfocar estas herramientas que recolectamos de las naciones por dos mil años, y que con ellas forjemos un Tabernáculo social e incluso universal, amén.
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Citas:
- Frase en el Epílogo del libro ‘El Estado Judío’, Teodoro Hertzel.
- Del libro ‘Netzaj Israel’ del Maharal de Praga.