En la tradición judía encontramos con la estricta adhesión a las enseñanzas milenarias de la Tora, pero nos topamos con la innegable tendencia del ser humano hacia la innovación. Esta tensión existencial reside en lo más profundo de nosotros y es una característica humana que se manifiesta a lo largo de la historia universal1. Esto es algo similar a la dinámica que se encuentra entre las posturas filosóficas esencialistas en contraposición a las existencialistas. La primera se plantea que la esencia de algo es fundamental y por eso preexiste a su existencia. En cambio, para el existencialista, su existencia precede a su esencia y esto le permite enfatizar su libertad a la elección e innovación2.

Uno de los eventos más estremecedores en la Tora y que transmite vívidamente esta tensión fue la muerte de los hijos de Aaron3. Nadav y Avihu, los hijos de Aaron, ofrecieron un fuego ajeno ante Hashem, quizás motivados por lo podríamos catalogar como “celo religioso”, pero lo hicieron con acciones que sobrepasaban lo estipulado en las órdenes de Hashem. Este fuego ajeno condujo directamente a la muerte de ambos. Es aquí cuando Aaron reacciona de forma inesperadamente distinta, a pesar de su estilo característico como pacificador4. Aaron opta por permanecer en silencio, cosa que en la tradición judía no lo entendemos como una debilidad, sino por el contrario, como una reacción que fue meritoria de recompensa5.

Todo este relato es sumamente intrigante, especialmente la forma en la que reaccionó Aaron. Pero sin adentrarnos mucho en el sinfín de enseñanzas de este versículo de la Tora, este evento subraya una enseñanza esencial para nosotros como personas: el fervor ideológico y la innovación son rasgos del ser humano muy admirables, sin embargo, deben permanecer dentro del marco permitido de la Ley de la Tora. Aaron comprendió que el acto de sus hijos, a pesar de su devoción por Hashem6, había traspasado las líneas trazadas por las ordenes de Hashem. Por ende, más que una aceptación pasiva por parte de Aaron, su silencio representa su decisión consciente de proseguir según las directrices que da Hashem7.

Lograr llegar a un equilibrio entre innovación y preservación es sumamente importante en el judaísmo. Esta parasha nos recuerda que la innovación debe basarse en el dinamismo tradicional de la Tora. El cambio por el cambio puede abrir la puerta a que erremos de manera involuntaria. Esto es quizás similar al tema de las mutaciones genéticas en los procesos de selección natural. Si estas mutaciones exceden la tolerabilidad de la especia, el cambio genético puede causar enfermedades que terminan acabando con organismos8. Es decir, el cambio biológico debe darse dentro del marco definido para que este sea ventajoso, de lo contrario la mutación lleva a problemas en la criatura. Del mismo modo ocurre con el tema de la innovación basada en el marco de la Tora.

Vivimos en tiempos de grandes cambios y la pregunta es si nosotros como portadores de la Tora debemos quedarnos de brazos cruzados ante la innovación y ante la forma en la que Hashem mueve la historia, o si quizás debemos ser “socios” de Hashem en Su creación y tomar parte en la innovación global. Pienso que como judíos, en el Estado de Israel podemos proporcionar ese ejemplo de cómo la civilización moderna podría implementar los valores y guías de la Tora para que sean aplicados en las innovaciones de nuestros días.

Nosotros como judíos, más allá de estudiar Tora para que sepamos cómo podemos aplicarla en los avances de nuestra generación, considero que debemos también esforzarnos por comprender e impartir el mensaje universal de la Tora. La razón de esto es porque Israel no somos los únicos contribuyentes al desarrollo físico del mundo. En la práctica, las naciones del mundo son quienes en mayor medida forjan la forma que este mundo va adquiriendo un avance material9. Es por eso que los judíos debemos aspirar a influir en la cosmovisión de las naciones, ya que las naciones son quienes eventualmente aplicarán los valores de la Tora que nosotros les transmitamos10.

La forma en la que Israel podemos cumplir nuestro rol universal es por medio del estudio y enseñanza de las Leyes Noájidas a las naciones del mundo. Este compendio de conceptos universales en la Tora serán la brújula de las naciones para que la humanidad logre llegar a ese Mundo Futuro que vieron nuestros profetas. No podemos dejar de lado el tema de las Leyes Noájidas, pues la forma en la que se verán las próximas generaciones de la historia humana dependerá de eso. Un mundo en donde la innovación es inevitable, pero el distanciamiento de la Tora pende de un hilo.

Aaron y sus hijos nos ilustraron la necesidad que el Pueblo Judío tenemos de mostrar moderación y devoción a Hashem, sin dejar atrás la innovación. Lograr equilibrar entre la adhesión estricta a la Tora, mientras que también tenemos una comprensión creativa a las circunstancias modernas, es un punto clave para mantener y revitalizar la práctica de la Tora en nuestra realidad. De esta forma y por medio de también dar a conocer las Leyes Noájidas, podemos llegar a que las futuras sociedades logren materializar la utopía que nuestro Pueblo hemos añorado por milenios.


1 Sobre este tema ya el rabino Joseph Soloveitchik z”tl analizó como existe una lucha de aspiraciones en el ser humano y que toma forma en los dos relatos de la creación de Adam (en Génesis 1:18 vs 2:15). En esta dualidad, se hace hincapié en la autoridad, pero a su vez se reconoce nuestro deseo natural de cambio y novedad. Ver en R. Soloveitchik, J. B. (1965). The Lonely Man of Faith. Tradition (New York), 7(2), pp. 5-67.

2 Lawler, J. (2005). The Essence of Leadership? Existentialism and Leadership. Leadership (London, England), 1(2), pp. 217-219.

3 Levítico 10:2.

4 Pirke Avot 1:12.

5 Vayikra Raba 12.

6 Ibid. En ese midrash se menciona que cuando los hijos de Aaron dieron un fuego ajeno, no lo hicieron por tratar de desafiar las ordenes de Hashem. Por el contrario, lo hicieron porque eran fervientes temerosos de Hashem. Aquí nos topamos con una paradoja muy interesante: ¿Cómo es posible que cuando las personas experimentan mucha devoción por la divinidad, terminan excediéndose del marco estipulado? El extremismo religioso se manifiesta, bien sea poniéndose prohibiciones-extra a sí mismos, o simplemente expresando más ritualidad de la que se ha estipulado por la Tora; como el caso de los hijos de Aaron. Sea como sea, vemos que el fervor por la divinidad tiene su doble filo. Sobre este tema se han planteado estudios recientes como Ayman, A., & Rakan, A. (2022). Religious Extremism in a Multifaceted Context. Journal of the Sociology and Theory of Religion13(1), 223-238.

7 En Sifre Bamidvar 60 se trae que Aaron no cambió los procedimientos establecidos por Hashem, a diferencia de lo que ocurrió con Nadav y Avihu. Es decir, en la figura de Aaron encontramos una solución a la paradoja mencionada en la nota 6. Este tema requiere una profundización más amplia del tema, pero en general, en la figura de Aaron radica la respuesta para adquirir las características que logran estabilizar las actitudes del ser humano.

8 Charlesworth, B., & Charlesworth, D. (2009). Darwin and genetics. Genetics183(3), p. 758.

9 Talmud Babli, tratado de Avoda Zara página 2b.

10 Miqueas 4:2.