Moshe continúa instruyendo al pueblo de Israel, enfatizando que su prosperidad en la Tierra Prometida depende de su fidelidad a los mandamientos de Hashem. Recuerda las rebeliones pasadas y las misericordias de Hashem, destacando que la obediencia traerá bendiciones mientras que la desobediencia resultará en adversidades.

La parasha nos enseña la conexión entre la obediencia a Hashem y el bienestar que recibimos. Moshe recalca que las bendiciones en la Tierra de Israel no son automáticas, sino que dependen del cumplimiento de las mitzvot; por eso esta idea es igualmente relevante para los noájidas, ya que lso no judíos también recibieron mitzvot que deben cumplir.

Esta idea nos muestra la importancia de lo reciproca que es la relación con lo divino. Además, al recordar las transgresiones y las misericordias pasadas, Moshe nos quiere decir que, aunque el pueblo hayamos fallado antes, siempre es posible tener la oportunidad de redimirse y volver al camino correcto. Esto nos enseña que la historia es una guía para el futuro, y que la fidelidad y la gratitud en Hashem son claves para poder llegar a ese futuro mundo de alegrías que todos buscamos.