Ni el sistema antimisiles más avanzado de la historia, ni los complejos dispositivos para detectar los túneles del terror de Hamas los han frenado. A pesar de que Israel ha desarrollado las más modernas plataformas tecnológicas con el fin de obstaculizar el terrorismo desde Gaza, no ha sido suficiente para detener los globos y cometas incendiarias.
Cientos de hectáreas en el sur de Israel arden en llamas. El milagro que hizo famoso al Estado de Israel -florecer el desierto- se asfixia por el hambriento fuego que causan las cometas incendiarias. Los bomberos israelíes llevan luchando contra las flamas desde hace semanas y los agricultores, que por años han amado esta tierra y la trabajan para alimentar a los que la habitan, ven como sus cultivos se reducen a cenizas.
Conocemos la historia del famoso Juicio Salomónico. Nos cuenta el libro de Reyes (3:16-28) sobre dos madres que vivían en la misma casa, cada una de ellas tenía un hijo. Aconteció que uno de los dos bebés se sofocó y falleció. Las madres disputaron; cada una reclamaba ser la madre del bebé que seguía con vida. Se dirigieron al Rey Shlomo para que él dictaminara quién era la verdadera madre del bebé. El rey pidió que le trajeran una espada y dijo:
— Corten al bebé en dos y que cada madre reciba una mitad.
Una de las madres accedió al veredicto, pero la otra madre sobresaltó rogándole al rey:
— ¡Su majestad!¡Dale a esta señora el bebé vivo!¡No lo mates!
Y ante esa reacción el rey Shlomo respondió:
— Denle a esta última mujer el bebé vivo, ella es la verdadera madre.
Pregunto yo:
¿Ésta tierra que hemos añorado por dos mil años tiene un dueño?, ¿Acaso pertenece al que está dispuesto a prenderla en llamas o al que la trabaja para verla prosperar?
Recordemos que esta tierra fue un desierto durante dos milenios, y que “casualmente” comenzó a florecer justo al tiempo en que las grandes migraciones de judíos retornaron a su tierra ancestral en el siglo XIX. Vemos una sincronía en donde el verdor de la tierra de Israel aumenta en función a la Aliá de las diásporas del pueblo judío.
También recordemos que el gobierno israelí tomó la difícil decisión de entregar hasta el último centímetro de Gaza en el 2005. El Estado de Israel evacuó a la población judía de Gaza. Sacó a sus niños, sacó a sus ancianos, sacó a sus familias… ¡Incluso sacó a los muertos de sus tumbas en Gaza!
Es decir, Israel estuvo dispuesto a entregar de su tierra con el fin de detener el conflicto. Lastimosamente la organización Hamas ha optado por el camino de la yihad. Han fallado y se han reinventado innumerables veces con el único fin de intentar destruir a Israel. Pero gracias a nuestro ejército, a nuestra innovación y a Dios, ellos hasta ahora han fracasado y seguirán fracasando en ese ruin objetivo.
Beezrat Hashem, que nuestra generación vea el día en que las únicas cometas y globos en los cielos de Gaza sean los de los niños jugado. Mientras tanto, nosotros seguiremos cultivando Eretz Israel para que florezca y se desarrolle en todos los campos: en la agricultura, la tecnología, la Tora, la democracia, la sociedad, la ética, la justicia, etc. amén.
אין לי ארץ אחרת, גם אם אדמתי בוערת